Los pastores están en una ladera cerca de Belén. En la noche hablan del Mesías prometido. Se atemorizan cuando aparece un ángel, pero prestan atención, y de repente una hueste de ángeles está allí para alabar a Dios. Los pastores encuentran a Jesús y lo adoran. Cuando dejan el establo, les cuentan su experiencia a todos los que se encuentran con ellos. Luego regresan con sus rebaños, “glorificando y alabando a Dios por lo que habían visto y oído” (Luc. 2:20, NVI).